Las profundidades del océano están a oscuras, pero nunca tienen silencio; están llenas de sonidos. Las ballenas y otros mamíferos marinos, peces e incluso algunos invertebrados dependen del sonido para guiarse por ahi, ya que el sonido viaja mucho más lejos en el agua que la luz. Los animales que usan el sonido para hallar comida y parejas, evitar depredadores y comunicarse, enfrentan un problema creciente: el ruido creado por las maquinas que el hombre ha creado, esto los está ahogando.
Causas del ruidoso caos.
En una demanda echa a las embarcaciones de la marina estadounidense por hacer pruebas son sonar. El fallo de la corte protegió el derecho de las embarcaciones de la armada para probar sonares cazasubmarinos, cuyas fuertes pulsaciones sonoras se han relacionado con casos masivos de ballenas varadas y con la búsqueda de una supuesta especie aún desconocida. Pero la Armada no es el único malo de la historia.
Barcos de empresas petroleras remolcan formaciones de cañones de aire que disparan día y noche lo bastante fuerte para localizar petróleo enterrado bajo el lecho marino y también se escuchan a cientos de kilómetros de distancia. Las operaciones de construcción submarina introducen pilotes en el lecho marino y hacen las perforaciones con explosivos.
También son de preocupar son los sonidos de baja frecuencia que viajan mucho por el océano. Por ejemplo, las hélices de los barcos y motores producen sonido de baja frecuencia, también la actividad sísmica. Estos intensos ruidos retumban en el océano profundo y pueden ocultar o bloquear eficazmente la comunicación vital de las ballenas.
Y la mayor parte de la marea de ruido creciente (que se ha multiplicado enormemente desde 1960) es creada simplemente por el crecimiento asombroso del tráfico marítimo. "El ruido marítimo siempre está presente no tiene que ser mortal para que con el tiempo se vuelva problemático". dice Southall científico de la ONU.
De mal en peor
Esto empeora a un ritmo enorme por otro motivo. Conforme hacemos más ruido, también hacemos que el océano lo transmita mucho mejor ya que el agua de mar absorbe menos sonido cuando el bióxido de carbono generado por quemar combustibles fósiles se filtra en el océano y lo acidifica.
Problemas para los mamíferos marinos
El ruido conduce a muchas especies de ballenas, delfines y otros animales marinos a cambiar notablemente su conducta sus patrones de celo, búsqueda de alimento y migratorios- incluso cuando no basta con llevarlos hacia la playa. Se ha descubierto que el bacalao y el eglefino del mar de Barents huyen de la zona cuando se empiezan a disparar pistolas de aire, lo que reduce drásticamente su pesca durante días.
Las enormes ballenas barbadas son una preocupación especial. Se comunican desde distancias inmensas en las mismas frecuencias, más o menos la nota Do más grave de un piano, que generan los motores y hélices de las embarcaciones.
La mayoría de los días, dice Christopher W. Clark, director del programa de investigación bioacústica de la Universidad Cornell, el área sobre la cual las ballenas pueden oírse entre sí en aguas costeras se reduce a sólo 10 o 20% de su extensión natural.
Clark estudia las ballenas francas del Pacífico norte que están en peligro de extinción, cuyo hábitat incluye las ocupadas rutas de navegación que van al puerto de Boston. En el 2007, él y sus colegas distribuyeron una red de grabadoras sobre el lecho marino y automatizaron boyas de escucha en la Bahía de Masachusets.
"La red social de las ballenas se rasga y corrige constantemente", dice Clark. Incapaces de comunicarse, las ballenas tienen problemas para hallarse entre sí y pasar más tiempo por su cuenta. Las 10 boyas de escucha que ahora se agitan en las aguas de la Bahía de Masachusets podrían ayudar a los animales.
Los investigadores están compartiendo la información recabada en tiempo real sobre las ubicaciones de las ballenas -transmitida desde las boyas vía satélite- con los capitanes de los buques petroleros, quienes pueden reducir la velocidad de las embarcaciones o cambiar de ruta para evadir a las ballenas. Es una pequeña nota de esperanza en ese estruendo.
El sonido en el océano ocurre de forma natural, por supuesto procedente de olas, viento, precipitación, movimiento del hielo y peces, entre otras fuentes. Pero es la incidencia crónica, intensidad y frecuencia del ruido antropocéntrico que lo hace tan alarmante para las ballenas y otra vida marina. Además de provocar estrés generalizado, el ruido puede afectar al desarrollo y salud del sistema inmune, indica Hildebrand.
Las ballenas emplean el sonido para hallar y seguir a sus presas así como para su comunicación. La alimentación, el cuidado de las ballenas jovenes y la reproducción implican llamadas y cada especie de ballena emplea sonidos específicos. Especies distintas tienen también distintas capacidades de escucha en sintonía con varias frecuencias de sonido, que pueden abarcar largas distancias, a menudo varios kilómetros o más.
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